7 abr 2010

Mentiras

No soy lo que piensas. Deja de atacarme. Deja de hacer que los demás me ataquen. No te he hecho nada, ¿por qué me tienes en tu punto de mira? Deja de inventarte un falso monstruo, porque no lo hay. No soy tan oscuro como piensas, o al menos no tanto como tú.


Miradas que ocultan cuchillos, palabras que esconden balas. Guerra con un solo bando atacante. Mi campañera resulta herida, pero vuelve a la batalla para defenderse, aunque le sobran ganas de atacar. Se contiene por una razón: fuera del campo de batalla, tú te dejas ver como la oprimida, la maltratada. Cambian las tornas sin darnos cuenta, y eso nos pasa factura. Tu bando aumenta, intentas por todos los medios que se vuelva numeroso.
¿Sabes qué? Los ángeles siempre son justos, o en su defecto, imparciales. No intentes que eso cambie. Puede que esa piedra caiga sobre tu propio tejado.
Ojalá suceda.

0 comentarios:

Visitas

contador de visitas

Seguidores