10 jun 2010

Storm

Todo se confunde: días, semanas, meses... Llegamos al fin y parece que el principio fue ayer, tan cerca y tan fresco en mi memoria que no puedo creer que hayan pasado nueve meses. Aún recuerdo esa mañana lluviosa, un chico tímido que se enfrontaba al futuro con ganas pero sin fuerzas. Parece mentira que aquello que me impedía hablar haya cedido tan pronto, y le haya dejado entablar tantas amistades y desecharme de otras cuantas que no merecían serlo. Lazos que se estrechan y otros que se separan, como si estuvieran atados con la misma cuerda.
Anécdotas, recuerdos e historias que quedarán en el baúl de la memoria. Quizás caigan al fondo y no vuelvan a salir, pero ahí seguirán. Ahora vienen años rápidos, que no podré controlar, el tiempo se me irá de las manos aún más, como gotas de lluvia que se estrellan contra mi piel y escapan entre mis dedos.
Ojalá llegue el momento en que pueda parar, decir "¡Basta!" y que todo se pare, vivir mi rutina sin preocuparme por malgastar las horas. El estrés me acosa y me presiona, la sensación de que el tiempo es un estorbo para llegar al descanso se convierte en un muro infranqueable. Sólo dos semanas.


Semanas para aprovechar, para recopilar memorias para mi baúl y tener una buena colección de cara al olvido, ponérselo lo más difícil posible. Supongo que no será un "Adiós", al menos un "Hasta luego", pero quiero sentirme satisfecho de decirlo, saber que no hay nada pendiente.

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